domingo, 14 de julio de 2019

Luis Rabanal. Declaración de intenciones de IMPERMANENCIA.


 Hasta el viernes próximo continua expuesta " Impermanecia " en la Sala La Polaroid, fotografías con el proceso de la albúmina de la que es autor Luis Rabanal.

 Detallo a continuación el texto explicativo del autor sobre el fundamento de su trabajo.


 Vivimos en una época en la que lo bello se convierte en un producto, un objeto del consumo con la finalidad del agrado estético, objetos del “me gusta” hedonista y autocomplaciente.

 El “selfie” sustituye a la realidad real por una imágen virtual que nos resulta mas amable.
 Vivimos una época donde resulta dificil la experiencia de lo bello como la experiencia de lo transcendente, lo vacío, lo flotante y poco llamativo.

  En esta época de hiperactivismo y exceso de estímulos, de percepción dispersa y dificultad para la atención, la creatividad colectiva reproduce y acelera lo que ya existe.

 Nunca como ahora se hace necesaria una atención profunda, contemplativa, una pedagogía del mirar y del escuchar que nos devuelva esa atención fina capaz de revelarnos lo que nos conmueve en la realidad, lo que inco- moda nuestra seguridad.

  FUNDAMENTACIÓN.

   IMPERMANENCIA es una propuesta fotográfica que devuelve al espectador la mirada del autor sobre objetos cotidianos encontrados y unificados como una meditación acerca de la transitoriedad de las cosas, el surgir y decaer de su naturaleza. Esta verdad ineherente a la realidad es el fundamento de la búsqueda de la verdadera felicidad en muchas tradiciones filosóficas y religiosas.

   IMPERMANENCIA es una propuesta fotográfica que busca invitar al espectador a redescubrir el origen de la atención profunda, evitando excesos, efectos, ruidos. Una mirada tranquila que nos devuelva a lo que de verdad nos conmueve. La experiencia estética y la experiencia de la impermanencia se comunican.

   DESCRIPCIÓN.

   IMPERMANENCIA agrupa una serie de 20 imágenes fotográficas positivadas en papel de acuarela siguiendo la técnica del papel a la albúmina. 
  Esta técnica, patentada en 1850 por Louis Désiré Blanquart-Evrard fue el proceso fo- tográfico más popular en el Siglo XIX. Autores consagrados de la historia de la fotografía como Julia Margaret Cameron y Eugene Atget, entre otros, positivaron su obra de esta forma. 
  La técnica sigue las mismas características que su precedesora, el papel a la sal, inventada por Henry Fox Talbot, pero las imágenes se obtienen sobre una capa de albúmina de huevo que las dota de mayor contraste, brillo y nitidez. Con el avance de las técnicas fotográficas que usarían la gelatina como soporte, el papel albuminizado se dejó de usar.




  La elección de esta técnica en el positivado de la serie IMPERMANENCIA obedece al deseo del autor de trabajar la iconicidad de las imágenes alejándola cierto grado de su referente. 
  El papel de acuarela como soporte dota de una textura pictórica y la gama de tonalidades de la albúmina mitiga la temporalidad de las imágenes, situándolas en un horizonte poco reconocible. 
  El soporte a la albúmina tiende a deteriorarse con el tiempo siendo muy sensible a la temperatura y luminosidad. Estas características, pictoralismo atemporalidad y la propia impermanencia del soporte, pretenden aliarse para la consecución del objetivo de la obra: una mirada tranquila que nos devuelva a lo que de verdad nos conmueve.

  Cada albumina tiene una mancha de imagen de 16x16 cm, y fueron obtenidas a partir de negativos manipulados digitalmente. Se presentan protegidos en paspartous de color blanco, libres de ácido de 5mm y papel de acuarela, con esquineras de conservación. 
  Finalmente son enmarcadas en marcos de 30x40 cm sin cristales.

  Los tamaños pequeños de las imágenes permiten el encuentro de la imágen con su espectador, algo necesario para que suceda la comunicación de la obra. Tambien el número de imágenes (20) pretende colaborar a este fin.

  La propuesta IMPERMANENCIA esta pensada para ser expuesta en pared de tal forma que el espacio entre las fotografías también colabore al objetivo de la obra: el vacio entre ellas potencia el silencio y la ausencia de conceptualizaciones. 

   Ningún título ni cartela acompaña a las imagenes individuales, salvo aquella que sirva de presentación a la obra en su conjunto, ya que cada imagen ha de contener su propio lenguaje.




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